viernes

TIEMPO CRUZADO

(Para Alexei, el sabe por qué)

Son las calles olvidadas de la ciudad, al menos las calles que se empeñan en habitar en nuestra memoria. Son las calles del Vedado Habanero. Son las calles donde miles de amigos lucharon su porvenir, donde las mejores canciones de la época resonaron de muro en muro hasta llegar a nuestro conocimiento, hasta ocupar un fragmento de nuestra memoria.

Son esas calles donde la amistad se cultiva con la delicadeza de un pétalo, donde un abrazo significaba que la hermandad no era ya propiedad de los antiguos piratas caribeños, donde cualquier adversidad era sinónimo de un buen hombro, donde caminar sin ser parado por policías era una proeza.

Son esas calles donde nació esta historia. La misma que me fue recordada por un amigo del que nada supe por 17 años y que, gracias a Dios, pude reencontrar.

Dos amigos sentados en un parque habanero contando billetes de los que usan en la Televisión Cubana como utilería para las filmaciones y se acercan dos policías en tono amenazante solicitan las identificaciones y comienza el juego peligroso de las preguntas. ¿Qué hacen aquí?, ¿qué dinero es ese?, ¿en qué trabajan?, ¿son dólares?, y otras preguntas tontas y redundantes que no vale la pena repetir y al final la amenaza de apresarlos por tener divisas en una época donde tenerlas era un delito más grave que el asesinato.

Varias explicaciones y poco entendimiento y de la nada aparecen los dueños de ese dinero, otros dos amigos que, vestidos de policías de la época de Batista, tolete y revolver a la cintura, se acercaron para saber qué estaba pasando y al darse cuenta de lo que era rompieron en una carcajada y los policías, “curtos y apreparados” no entendían el origen de tanta alegría.

Fue pasados algunos minutos que uno de los amigos se le ocurrió plantear el dilema. Lo que ocurría era un desfase de tiempo, un cruzamiento de épocas, una interpolación increíble de que cuatro policías y dos civiles tomaran parte en un chiste del tiempo donde, los policías actuales, serios y tontos tomaron mucho tiempo para entender que aquello había sido una burla del destino, que los billetes no eran reales y mucho menos dólares, aunque creo que aún piensan que si lo eran, a pesar de estar en español y decir República de Cuba.

La filmación continuó, luego salió en televisión y ya nadie recuerda este episodio que no fue grabado y mucho menos editado y que, por mucho, hubiese sido la mejor escena de esa aventura.

Hasta aquí una de las tantas locuras kafkianas que poblaron el Vedado. Yo recuerdo que en esa época si veías a Dalí montado sobre un elefante desfilando por la avenida 23 lo tomarías como un hecho normal de las tantas aventuras e historias que circulaban por la ciudad.

A veces creo que estoy caminando por esas calles tan añoradas. recientemente estaba en Nueva York y el aroma de un café que penetraba por mi ventana me hizo pensar que estaba en la habana y que alguien hacía una colada. Curioso pero así es la vida de caprichosa, nos quita lo más deseado para que lo cubramos con la añoranza, para que jamás desaparezca de nuestros recuerdos, para que como historia sea ese pequeño desliz recurrente que nos mantiene vivos, que nos provoca esas ansias de vivir a plenitud nuestro destino.

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