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EL MUNDO EN TRES Y DOS

La situación actual de Honduras no puede resultar más complicada porque de serlo sería un desastre mundial. Hecho que, gracias a Dios, aun no ha ocurrido pero analizando las últimas noticias provenientes de los países latinoamericanos donde, como todos sabemos han ocurrido la mayoría de los sucesos a los que nos vamos a referir.

Como todos sabemos Honduras sufrió un golpe de estado moderno, o lo que es lo mismo y “golpe de estado democrático” Lo cual, hasta cierto punto, no deja de tener razón ya que la constitución de Honduras prevé que cuando un funcionario y especifica que en todos los poderes de gobierno, falta a su promesa de hacer cumplir las leyes que realiza al tomar el cargo entre sus manos, el pueblo, a través de los poderes de gobierno, puede removerlo de su cargo, lo cual otorga “legitimidad” este golpe de estado. Lo curioso es que si se hizo de la manera que especifica la constitución más no del modo correcto, ya que la constitución aclara que debe ser convocado el congreso y en sesión solemne destituir al presidente demostrando las pruebas en su contra y sometiendo a votación esta propuesta. Si el gobierno actual de Honduras hubiese realizado las cosas como se especifican en la constitución nadie hubiese tenido el derecho de inmiscuirse.

Las informaciones que se generan desde Honduras insisten en la legalidad de este golpe de estado y que las cuestiones de Honduras deben ser resueltas por los Hondureños, lo cual es totalmente cierto.

Lo preocupante de la situación actual es la posición tomada por todas las partes en este conflicto. Resulta que el gobierno golpista se niega a aceptar las presiones de la ONU y de la OEA para que devuelvan el poder al presidente depuesto y éste a su vez presiona desde un tercer país a las organizaciones internacionales para que sigan insistiendo en ejercer sus medidas coercitivas para lograr su retorno.

Estas negativas de las partes pueden generar varias situaciones que, en buena medida, crearán un precedente en la política actual y futura.

La primera de ellas es la injerencia de uno o más países en las decisiones internas de un país. La carta de las Naciones Unidas se refiere a este asunto con bastante claridad y solo acepta este tipo de intervenciones cuando los hechos ocurridos en el país afectan la seguridad de sus vecinos. Hecho que como sabemos no ocurre en Honduras.

De permitir las Naciones Unidas cualquier acción emprendida por terceros países en contra de Honduras estará violando su carta magna la cual está firmada por la casi totalidad de los países del mundo. Este precedente debilitará aún más el ya resquebrajado papel de la ONU en la mediación de los conflictos. Por eso la ONU debe ser muy cuidadosa en este sentido.

La segunda de estas negativas se refiere al papel injerencista de los países que componen el ALBA. Hemos visto con muchísima preocupación las contantes amenazas de Venezuela con invadir a Honduras y las provocaciones de los últimos días de estos mismos países para que Estados Unidos se vincule en esta campaña y ejerza la fuerza para sacar el gobierno golpista de Honduras. Estados Unidos fijó su posición en contra del golpe y mantiene una política de no injerencia muy respetable, lo que algunas personas toman como una política débil de este país y que, en nuestra opinión, es un verdadero error ya que compartimos abiertamente esa política de estar en contra del golpe y en contra de la injerencia.

La tercera de estas decisiones se refiere al papel de la OEA que no está ejerciendo el verdadero papel de su carta magna al expulsar a Honduras de sus filas lo cual la sigue enterrando como un fósil de la política de post-guerra. La OEA está demostrando con sus acciones del último año que es un organismo internacional manipulado por intereses políticos muy definidos

En el caso de una invasión amparada por cualquier organismo internacional sería un error costosísimo para la política internacional porque Honduras debe resolver sus problemas dentro de sus fronteras y para ello se debe presionar al gobierno golpista Hondureño a que celebre elecciones anticipadas en busca de un final para su situación política actual y llevar una propuesta a su Congreso para analizar toda la problemática actual y llevar a la cárcel a todos los culpables de delitos. Esa sería la solución real a este conflicto.

Sea cual sea el desenlace de este conflicto está demostrado que los organismos internacionales pueden ser manipulados por grupos políticos o países lo cual contradice el origen de su fundación y que se debe encontrar una solución para que situaciones como ésta no vuelva a ocurrir. Por otro lado ha quedado plasmado ante la opinión pública mundial el carácter belicista de los países del ALBA cuyas amenazas y declaraciones nos hacen pensar en qué hubiera pasado si estos hechos hubiesen ocurrido hace 60 años.

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