No quiero salir de este sueño increíble
no quiero seguir trasnochando mis opiniones
no quiero recorrer el camino
navegando por el medio del rio
Quiero llegar a la orilla
acercarme a tu aliento
recorrer tus sueños con mis manos
descubrirte desde mi última tentación
dibujarte un tatuaje en tus palabras
porque no es lo mismo
caminar desnudo en tu memoria
que cubrirte con harapos los deseos
Tengo ganas de tomar la arena y saciar
toda esa sed que mofa, que se vierte
en una copa oscura, sin marcas
sin ese destino tan recurrente
que nos atrapa en su remolino
No quiero salir de este sueño
donde estamos tomados de la mano
donde no hay más sombras
que nuestro sudor
donde una palabra es el símbolo
más codiciado por la hoguera
para alimentar sus ansias
y es que sin dejar de ser una estrella
mofada en su propio bochorno
en su recorrido a través de la humedad
descubres que aquellas palabras
que ya considerabas prohibidas
olvidadas, incrustadas hasta el hueso
retornan como fragmentos rotos
de una conversación sin voces
No quiero salir de este sueño
para no tener que volverte a evocar
porque mi evocación ya no es ese
monasterio donde los monjes
preparan aquel licor de naranjas
con sabor a libertad
añejado por ese temor constante
a la ira de cualquiera de sus dioses
No, ya no soy el mismo chiquillo
que corría desnudo por la arena
tras tus huellas
ahora soy un anciano que vive
protegiéndote de las hormigas verdes
por eso no quiero salir de este sueño
por eso no quiero dejar de masticar
esa arena, húmeda y descolorida
donde hicimos el amor
aquel otoño lejano
porque no quiero dejar de ser
los mismos amantes del siglo XVIII
los mismos amantes que nunca juntaron
sus deseos, sus sueños, sus cuerpos
pero son parte de esta historia
que jamás fue contada
que no será develada
ni siquiera en la huella de estas palabras
No, no me pidas que salga de este sueño
sería como recibir la vida en fragmentos rotos…
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