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CHICHEN-ITZA. EL GRAN TEMPLO DE LA CULTURA MAYA

(Elegida como una de las 7 maravillas del mundo moderno)

Resulta muy difícil para mí describir esa sensación que me recorrió todo el cuerpo cuando pude admirar el complejo de construcciones Mayas Chiche Itzá. Llegar a la base de la gran pirámide consagrada a Kukulkán, observar su majestuosidad, sentir como tus deseos se apoderan de su historia, te convences de que no eres la misma persona, que siempre has tenido la sensación de la dualidad, el ying y el yang de la cultura China y solo después de escuchar las palabras de nuestro guía comprendemos el por qué: esta gran y hermosa construcción fue consagrada por los Mayas a Kukulkán, dios de la dualidad. Su grandioso ascenso hasta la cima del mundo, así es como se siente mientras devoras los escalones de piedras, te ayuda a meditar sobre tus intereses, tu vida, tus relaciones y cuando llegas al último escalón comienzas a sentir toda esa energía que los dioses nos tienen destinado.

Una suave brisa, un relámpago de energía que penetra en tus poros y te transporta hasta tus ancestros, hasta ese camino que debes retomar para lograr tus deseos.

Si tienes suerte y visitas el complejo en el momento elegido recibirás la bendición especial de todos los dioses. Me refiero al momento mágico que encierra el nacimiento de la primavera, el famoso y conocido equinoccio que, como muchos saben, se celebra el 21 de marzo de cada año.

Yo tuve la suerte de que todos estos factores se combinaran justo al atardecer cuando comienza el descenso de la serpiente emplumada. El poderoso y mágico regreso de los dioses al presente, la encantadora combinación de historia, humedad, piedras rotas y seres humanos recibiendo todo el poder que se está generando en ese justo instante cuando entre la sombra, el sol una imagen se proyecta sobre la pirámide regalándonos su visión más fantástica: siete triángulos perfectos de luz, que de manera invertida, se deslizan por su lado norte hasta que en un arranque de intimidad, logra alcanzar suavemente el suelo, mientras todos los presentes escuchamos de fondo a los adoradores y seguidores de las antiguas tribus mayas que nos regalan esos cánticos incomprensibles a nuestros oídos y que, según nuestro guía, invocan al Chac, el gran dios de la lluvia y muchos de los presentes comenzamos a implorar por esas maravillosas gotas de lluvia para obtener nuestro premio, para sentir como dios nos habla a través de la lluvia y el deseo se convierte en realidad y los seguidores aumentan la intensidad de los cantos y para de llover, nuestro guía nos abraza, nos llama afortunados de ser los protegidos de Dios, de ser los seres divinos de este planeta y le devolvemos el abrazo, y comenzamos a sentir el verdadero poder de la energía y comenzamos a comprender porque esta cultura desapareció un día dejando muy pocos rastros de su paso por este planeta y es que tanto misticismo, tanta belleza es mejor conservarla en el poderoso recuerdo de los dioses.

El recorrido continuó por todas las instalaciones donde nuestro guía nos habló acerca de las construcciones, de la fundación de la ciudad en los años 435 y 455 después de Cristo y que fue la capital más conocida de los toltecas en el siglo X convirtiéndose en el centro político y comercial del imperio Maya. También nos hablo de las predicciones, de los astrólogos, de los matemáticos y de la increíble sociedad que habitó en estas instalaciones hace ya muchos años.

Otra de las construcciones que verdaderamente impresionan es la gran explanada, ya que cada cara de la explanada tiene una gran escalera de piedra que te conducen al templo donde los mayas tenían un altar para sus ofrendas que, según nuestro guía, los sacrificios se hacían con jóvenes integrantes de sociedad maya, lo cual podemos creer si observamos ese maravilloso templo a los guerreros, lleno de columnas que llamaban a la protección al gran dios Chac Mool.

Lo más tradicional de este complejo es el gran campo destinado a un juego que, mirándolo desde la perspectiva de nuestro tiempo, es un juego peligroso pero que para los Mayas significaba la destreza, el valor, las buenas costumbres y una ofrenda a sus dioses. Nos referimos al famoso juego de la pelota donde los jugadores tenían que pasar la pelota por la argolla anclada en la pared sin usar las manos. No sabemos cuál era el destino de los perdedores si usamos la imaginación y entendemos los grabados podemos ver jugadores decapitados lo cual nos puede dar la señal de que perder no era un buen augurio en este imperio.

No muy lejos se encuentran el cenote y el observatorio lugares increíblemente hermosos donde los sacerdotes y los astrónomos hacían sus rituales. Los unos entregando a las profundidades las ofrendas a los dioses, los otros leyendo desde los ojos de los mismos dioses el futuro de este gran imperio, que hoy día nos mira desde ese lugar secreto hasta donde fue a esconderse huyendo de nuestros pecados.

1 comentarios:

Aguaya dijo...

Yo estuve allí, en el 90, y también me quedé sin palabras ante tanta belleza...
La Gran Pirámide es única, y aún me recuerdo subiéndola por sus escalones tan estrechos.
Linda Chichén Itzá, preciosa...
Saludos desde Berlín,
AB

 
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