Estoy acurrucado en tu sonrisa
en aquel gesto de tu rostro
que siempre acaricia mis intimidades
porque voy hasta tus palabras
me descubro el sombrero y respiro
te veo mover tus manos hasta mi rostro
y murmurar aquellas huellas de humo
que se entrelazan hasta mi sombra
y nos abraza, nos atrae
como imanes de miel
y no existe aquella ciudad
que tanto soñamos
aquella ciudad donde una vez
intentamos descubrir
el tesoro de las caricias
la vocación de los enamorados
pero ya no existe
ya desapareció entre la densa
y temible envidia
de aquellos árboles
sin ramas
los mismos
donde escondimos nuestro sudor
aquella tarde sin lluvia ni sol
aquella tarde donde la sal
retomo su cuerpo de arena
y creció
como monumento a nuestra presencia
y luego en un gesto de eternidad
se incrustó en el agua
quedó allí
como camino hasta nuestros cuerpos
como ese pequeño escándalo
2 comentarios:
Imanes de miel... una expresión realmente feliz - literariamente hablando - que alivia el espíritu de tantas amarguras. Un poema precioso, doloroso. Saludos cordiales.
Tienes metáforas muy bonitas.
Y gracias por promover mi blog.
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