Cada vez que me desnudo en tus pensamientos
descubro esa vorágine de palabras rebotando
desde esa entrada misteriosa y protegida
que me impide respirar tus ilusiones
pero ahí estoy o no sé ya donde he estado
los últimos dos mil años de tu suerte
los últimos descuentos de la historia
que se lamenta de perder sus riquezas
porque ahí vamos camino al destino
recogiendo aquellos cristales de colores
que una vez conformaron tu imagen
tu por tus senderos yo desde el camino
que está
en la iglesia de los girasoles
Porque ahí vamos
allá llegaremos algún día
que importa el tiempo o los cristales
que importa
la arena goteando desde esa pared
si ya estamos desenterrando aquellos huesos
ya tenemos la última carta de la resurrección
ya tenemos la nostalgia y sus cultivadores
y no seremos los primeros en llegar
Porque ahí vamos por ese sendero de hojas
el mismo que años atrás
describió el paso del poeta
de sus viejos y malgastados hábitos
y por si
después de la medianoche
el poeta regresa a convencerlos
pero regresa
porque sabe que en algún instante
de ese tiempo marchito y desplumado
encontrará nuestros cuerpos
conversará en voz baja
con nuestras sombras
y en un acto de suprema ilusión
donde ya no se necesitarán las palabras
sino los pensamientos nos devolverá
esa arena tan necesaria a nuestra respiración
si, la misma arena
que se despilfarra desde la pared
y es la que evita que podamos llegar
al mismo punto que nos reencontrará
al mismo punto donde comenzará
la historia de nuestra vida.
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